AMAR ES LO QUE ES…
Se acerca la Navidad, así que hablar de Amor, parece un recurso fácil para escribir un Blog y, mucho más cuando llevo meses sin encontrar ni un minuto, ni la inspiración necesaria para hacerlo. Si bien es cierto que se intensifican los sentimientos y pensamientos entrañables en estos días, obnubilados además como estamos por villancicos y luces de colores, sin embargo, hace tiempo que reflexiono acerca de lo que es el AMOR. En general y lo que es en particular para mí.
Le “amenazaba” hace poco a un amigo por el Twitter que lo haría, que escribiría este post. Pobre de él, cuando vea que he cumplido mi amenaza.
Puede que resulte atrevido escribir esto, arriesgado a los ojos de algunos. Porque me imagino que, a priori, os preguntaréis qué tiene que ver el Amor con un Blog profesional.
Bueno,… la verdad es que tiene que ver todo. Para mí, tiene absoluto sentido.
Lo primero, soy una persona,… con lo cual AMO. Luego soy una profesional que hace gala de amar lo que hace. Y cuando, en alguna etapa profesional, lo que hacía no casaba con esta filosofía, no me llenaba, he cambiado de rumbo en búsqueda del sentido que me daba hacer las cosas que me gustan, apasionan, apetecen, amo. Y lo volvería a hacer si eso aconteciera nuevamente.
Para rizar el rizo, uno de los proyectos en los cuales trabajo, desde mi Vitalissima, va de amor, sentimientos, matrimonio. Estoy trabajando para una marca que se dirige a novias, como target group principal.
¡Ahhhh! ¡Qué maravilla! ¡Trabajar en esto es fantástico! Los clientes perfectos. Aquellos por los cuales trabajo y los compradores a los cuales se dirigen.
Ayer, les decía a mis clientes en una reunión, que lo que tenemos que hacer es “Vender Amor”. Tomad esta declaración con la debida distancia.
¡Jamás pensaré que el AMOR se compra o vende! Por supuesto no se puede poseer.
Me refería que tenemos que transmitir amor, ilusión y sueño.
Pero si, todo este prolegómeno, no bastara para entender porque quiero escribir sobre el AMOR, lo resumiré así: ¡soy “intensa”! Y además tengo mi visión particular sobre el tema.
“Amo más”, o percibo mucho más a flor de piel los sentimientos. Los expreso con más énfasis. Soy apasionada en general y por la vida en particular…
Quien me conoce bien, sabe que antepongo el amor por los demás y el respeto por las personas a cualquier otra cosa en el mundo, e incluso, cuando hago negocios, para mí vale mucho más, el feeling, la confianza, el sentir,… que el ganar dinero. Sobre todo porque, si algo he entendido en la vida, es que en el “verdadero sentir” es donde existe el “verdadero ganar”.
Por supuesto, en mí día a día, personal y laboral me encuentro muchas formas de AMOR.
Se cruzan en mi vida miles de imágenes, frases, artículos, que hacen referencia a la palabra Amor, inundan las redes sociales y lo cotidiano de muchos profesionales que buceamos a diario entre ellas. Parece que estamos más necesitados de leerlas/verlas y… escribirlas. Como si al hacerlo, nos pertenecieran más, nos salpicaran más. Estamos necesitados de exteriorizar los muchos sentimientos que se agolpan en nuestro interior y que la velocidad, y modos de la vida modernos, no nos consienten manifestar de otra manera.
¿Pero, de qué tendremos miedo? ¡Digo yo! ¿Por qué todo lo demás es más importante que AMAR? Nos envolvemos en corazas que, aunque sin duda nos protegen de sufrir, también nos aíslan de probar y valorar de verdad la fuerza de la vida.
Inspiradoras resultan las palabras que escribe una periodista, que tiene toda mi admiración, Mercé Roura . En sus frases se reflejan sentimientos y formas de concebir la vida y el amor. Muy personales, pero muy cercanas a mi manera de ver.
El otro día leía también un post de David Asensio, en su blog: “El Principio de un Comienzo” , en él habla de: “El Poder del Corazón“, .
Él también se preguntaba, entre otras cosas, por qué nos olvidamos de escuchar el latido de nuestro corazón y cuando finalmente nos acordamos de escucharlo, es cuando se produce el verdadero cambio en nuestra vida.
Cito, literales sus palabras:
“Doy gracias, por haber abierto mi corazón. Abrir tu corazón significa abrirte a una vida llena de sentido y con un propósito.
Cuando abres tu corazón, eres más receptivo a la situación de los demás, a las oportunidades que la vida te ofrece, y que antes pasaban para ti, totalmente desapercibidas. Cuando abrí mi corazón, me di cuenta de quién era yo de verdad y por qué estaba aquí”.
Así que, me lo pregunto otra vez… Si tantos beneficios aporta esto del AMOR, de escuchar a nuestro corazón… ¿por qué no lo hacemos?
Creo que es porque tenemos miedo a ser juzgados, a ser heridos, a ser considerados unos “frikis” o alguien “fuera” de este mundo. No está de moda esto de AMAR de verdad. De esa forma tan absoluta, abnegada y única de vivir este sentimiento.
Amamos de forma descafeinada, superficial. En blanco y negro.
¿Y dónde hemos dejado todos los colores y las músicas del AMOR?
Nos gusta esto de llenarnos la boca de la palabra. De los sentimientos que la acompañan, pero, ¿los creemos de verdad?
Siento no recordar el autor de cada frase que me he encontrado por ahí. Las recopilo de las acciones poéticas, entre otros. Ese fenómeno que ha dado la vuelta al mundo. Una, justamente decía: “Muchos se llenan la boca de la palabra amor, pero muy pocos comprenden su verdadero significado”.
Envolvemos nuestro corazón en hielo, hierro, o del material que sea, para que no filtre ni un rayito de luz de los que el AMOR lleva consigo. No sea que nos inunde esa luz y no sepamos cómo manejar la situación. Nos deslumbre, confunda, nos pille vulnerables, con las defensas bajas y, entonces nos cale dentro y no podamos dejarla salir de allí donde se habrá anidado, … el Corazón.
No me juzguéis una persona pretenciosa si os digo que, yo creo haber entendido esto del AMOR. Mucho se lo debo a mis padres y, el resto, a la vida y a todas aquellas personas que, cruzándose conmigo a lo largo de los años, me han amado o no. Sí, también se lo debo a los que a mí no me han amado y se lo agradezco también a ellos.
Mis padres me han enseñado que, cuando se ama, hay que hacerlo de verdad, hasta el fondo, desde las entrañas. Una forma total y absoluta de darse al otro o a las circunstancias. Una forma apasionada de sentir y concebir la vida.
No nos engañemos, menudos palos me he llevado (y se han llevado antes de mí, mis padres), por AMAR así. Lo curioso es que, le enseño esa forma de AMAR también a mi hijo, a sabiendas de que le traerá algún que otro sufrimiento.
Pero, qué les vamos hacer. Me lo han grabado en el ADN, y aunque procure no dar AMOR al primer “hijo de vecino” que se me acerca en la vida, porque los palos, a mi pesar, me han enseñado a ser algo más desconfiada, al final me doy cuenta de que no puedo evitar AMAR. Amo la vida, amo la gente, amo mi trabajo, amo, amo y amo… ¡Es una enfermedad sin remedio la mía!
Porque, esto de AMAR, no tiene que ser de muy locos si tanto se habla de ello. No creo que sea algo tan descabellado dejar entrar el AMOR en nuestras vidas.
A caso no se dice que el AMOR es el motor que mueve montañas, el AMOR lo puede todo, que no hay nada más fuerte que el AMOR ¿??…
Lo decía otra frase genial que encontré: “Amar de lejos es de locos, sino de gente cuerda que sabe sentir y soñar al mismo tiempo”.
No puede ser de locos porque, de otra forma, casi toda nuestra vida dejaría de tener sentido. Por lo menos para mí. Si le quitamos a la vida el AMOR y su componente de ilusión y sueño, ¿qué nos queda?
Porque el AMOR verdadero está lleno de muchos más elementos imprescindibles para que se produzca y genere. De ellos llenamos nuestra vida, o así, debería de ser.
La palabra AMOR es como si estuviera formada de muchas más: compasión, amistad, ilusión, calor, altruismo, abnegación, sueño, lealtad, pasión, sentimientos, ganas, entrega, dar y recibir, disfrutar, fidelidad, acompañar, ayudar, sentir, generosidad, silencios, preocuparse, estar, intuir, familia, aceptación, misterio, palabras, fe, compromiso, superar cualquier obstáculo …
Claro que, en este post, no me he parado a discernir entre tipos de AMOR. Los tomo todos en su globalidad, en el sentido más amplio de este sentimiento, en el más noble. Si incluyera lo que a amor romántico se refiere o apasionado, entonces debería de subrayar alguna componente más como locura, hacer el ridículo, perder el control, dejarse llevar, y muchos más…
Por desgracia, muy a menudo, la única forma de comprender lo que significa el AMOR, de interiorizarlo e incluirlo en nuestra vida, es cuando justamente nos topamos con todo lo contrario: el EGOÍSMO. Creo que éste es el único sentimiento, y forma de concebir la vida, que es capaz de privarnos del AMOR, porque se contrapone él totalmente. El Egoísmo y todas sus facetas. Porque, en el egoísmo también, se anidan muchas más palabras, una de ellas, el Miedo. Miedo al rechazo, al fracaso, miedo a conocernos, miedo a sufrir y ser dañado, miedo al compromiso del género que sea, miedo a AMAR y ser Amado.
Me ha llamado mucho la atención, este año más que en otros, como las personas perseguimos el ideal del AMOR pero no le consentimos llenar nuestra vida. Tenemos el valor y el atrevimiento de rechazar cariños, amistades. ¡Jolín! ¿Qué fuerte no?
Si bien comprendo que uno es libre de tener al lado a quién y lo que quiera, sin embargo se me ocurre recordar que, a mí me han enseñado que en el corazón siempre caben los buenos sentimientos y la gente que te quiere bien. Las amistades, los amores, los cariños, nunca sobran. ¡Al revés!
El corazón tiene la ventaja de que es una superficie infinita. Espacio ilimitado. No tiene metros cuadrados. No hay posibilidad de overbooking.
¡Qué curioso esto! ¿No? ¿Y aun así rechazamos el AMOR? ¿A qué fin?
Algunos, apenas te conocen y se lanzan en actitudes cariñosas, entregadas, amigables… pero al rato, se cansan. Cuando te han despertado sentimientos, cariños, amistades, resulta que toman otro rumbo. Se van volando.
A ver Señores… el AMOR no es como un interruptor, no se puede encender y apagar, según si quiero más o menos “luz” en mi vida. Esta frase me encanta… también la encontré por ahí y la he “tuneado” para la ocasión. Pero es cierto.
El AMOR, el que tienen la “A” mayúscula, no es algo que se toma y deja. Se usa y se tira. El AMOR es estable, no viene y se va. Permanece. Es eterno, perdurable, muta sólo para mejorar, hacerse inmenso. Asentarse en otra dimensión.
Yo, os lo garantizo, soy muy “pesada”. Mis amigos y seres queridos lo saben bien y me “sufren”. Una vez que amo, AMO para siempre. No cambio en mi sentir, en mis sentimientos. ¡Si quiero, quiero de verdad y lo manifiesto!
En verdad, os digo que, me estoy quedando muy a gusto mientras estoy escribiendo esto, pero, como no quiero que esto sea un suplicio para los “locos” que, atraídos por el título de mi artículo, se lanzarán intrépidos en su lectura, … iré terminando.
Concluiré con las palabras de Shakespeare, con algunas de autores desconocidos para mí, y las mías.
Está claro que, si tantas frases hay escritas, es porque en ninguna de ellas hemos sido capaces, los seres humanos, de encerrar todo lo que significa el AMOR.
El AMOR no se puede exigir a nadie, no podemos pretender despertarlo sin más, sólo podemos dar buenas razones para que nos quieran y cuando lo hagan, desear que sea de verdad, y no sólo por un rato. Eso contravendría a la esencia del AMOR.
El AMOR nos vale para todo. Es bueno en todos los momentos de la vida. Con todas las personas y en cualquier circunstancia. Lo resuelve todo, lo aclara todo, lo organiza todo.
El AMOR eleva la categoría de la vida a un nivel muy superior.
A mí ya no tan temprana edad, he aprendido que “son aquellos más difíciles de amar los que más lo necesitan”, y aún a costa de ser derribada en mis intentos, a costa del más cruel rechazo, a costa de “pillar miles de bofetones y desencantos”, no dejaré de AMAR, ni a las personas ni a la vida, porque así, la que verdaderamente gana en esto del AMOR, siempre seré yo.
Cierto es que gana siempre el que más AMA aunque, algunos “ciegos”, crean todo lo contrario.
Porque AMAR ES LO QUE ES… nada más.
Loredana Vitale
Vitalissima Inter-Trading S.L.
Socia Directora